Hoy máximo ganador de títulos como DT en la historia, el brasileño estuvo a nada de claudicar en su aventura mexicana, por la que llegó a dormir en la calle.
Ricardo Ferretti lo tenía decidido: apenas consiguiera los 150 dólares que necesitaba, tomaría un avión rumbo a Río de Janeiro para, tal vez, nunca más regresar a México.
Sin encontrar acomodo en alguno de los 18 clubes de Primera División donde su representante tocó la puerta, consideraba que era momento de ponerle fin a su expedición y reencaminar su carrera en su natal Brasil. Pero nadie le extendió la mano para ayudarlo y hoy Tigres (equipo al que dirigió 10 años antes de firmar con Bravos de Juárez) y el futbol mexicano en general agradecen su mala fortuna.
Tras descender con el Atlas en la temporada 1977-78, el Tuca tenía 350 dólares en el bolsillo, pero requería 500 para comprar su boleto. Se acercó a paisanos suyos en la Ciudad de México, mas no tuvo respuesta.
Consciente de lo difícil que le resultaría conseguir el dinero faltante, que no podía derrochar un solo billete, incluso debió dormir enfrente de la embajada de Brasil que se encontraba en el número 455 de la Avenida Reforma.